Con este objetivo, la consultora de marcas Interbrand realizó un trabajo de rediseño de marca a fin de agregarle valor, quitándole neutralidad y reforzando su identidad. Para esto se actualizó el logotipo, manteniendo la jerarquía a través de las mayúsculas y con una tipografía Sin Serif de trazos más refinados.
Además del trabajo sobre la tipografía, se buscó crearle a la marca un isotipo, como parte más reconocible y memorable y de fuerte asociación con la bodega, a la vez sencilla y unívoca y que remitiera directamente a ella.
La imagen de la rosa, por su directa vinculación y su simbología positiva, surge como ícono indiscutido para identificarla y diferenciarla. Desde el punto de vista gráfico no se buscó un estilo clásico, sino uno propio, diferente y con una impronta personal.
La historia y trayectoria de la bodega se transmiten con la incorporación de la fecha de creación “desde 1892” como parte de la marca. De una forma simple, se recupera la historia y la trayectoria de una de las bodegas más importantes de la Argentina y se potencia la imagen de calidad de sus vinos.
Logotipo, isotipo y fecha se integran finalmente en una estructura centrada clásica, donde el acento, el dinamismo y la espontaneidad están dados por la imagen de la rosa.
De esta manera, Bodegas La Rosa con su nueva imagen ofrece y comparte los valores que van en consonancia con su forma de ver, sentir y entender el vino.